Alguien muy poderoso no quería que Rodolfo Torre Cantú fuera gobernador de Tamaulipas.
El candidato ha muerto, el hombre que sería la cabeza de un estado, terminó tirado en la carretera con sabrá Dios cuantos balazos en el cuerpo. Un hombre que estuvo tan cerca de gobernar, pero que lo perdió todo. Hasta la vida…
¿Qué organización política o criminal ordenó asesinarlo?
Lo primero que pasa por la mente es el narcotráfico. Que la disputa cruel y despiadada entre el Cártel de los Zetas y el Cártel del Golfo materializó el magnicidio. Los culpables serían los Zetas. Lógico y a la vez incomprensible.
Tamaulipas es cuna de ambas organizaciones, y ahora se matan con bandera de héroe y villano. Aceptando que el Estado tiene favoritos, y que hay funcionarios públicos en la “narcopolítica”, tolerando asesinatos seriales que se convierten en una guerra de baja, y por momentos, de alta intensidad. Vivimos al filo de la navaja.
Sin embargo, quizá se trate de un asesinato político, de partido. Como ha ocurrido en el pasado en innumerables ocasiones a lo largo de la historia.
Cuando se rebasan los límites de la decencia humana, lo más sencillo es matar. Sin temor. Sin represalias. Con impunidad.
Pero será difícil saberlo, sobre todo si recordamos que el crimen de Luis D. Colosio sigue sin resolverse. Al Estado no le quedan muchos ánimos. Aún se especula de Lomas Taurinas.
Elección destruida
Los comicios para elegir Gobernador fueron destruidos. Tamaulipas es un estado hambriento de justicia, y no la va a encontrar en la democracia. Porque en la democracia se buscan gobernantes, no justicieros. Y si los encuentran, no siempre llegan lejos.
Las elecciones continúan a pesar del asesinato del favorito. Una decisión tomada por el Estado Mexicano, que puede ser más bien un mensaje de firmeza para el futuro. Para que los autores desistan de repetir sus crímenes al no lograr desestabilizar el proceso.
Ningún priísta ha pedido posponer elecciones, porque saben que de cualquier manera ganarán.
El PRI es el mandón en Tamaulipas. Su estructura abarca todas las organizaciones campesinas, sindicales y empresariales. Ha sobornado a cuán rival se topa, y vencido a los tercos afrentosos. Es amo y señor. Son maestros para mantenerse en el Gobierno.
Para nadie era un secreto quién sería el ganador de las elecciones. Rodolfo Torre del partido oficial. El candidato del PRI. Más que de Eugenio Hernández.
Cuando una persona emite su voto, evalúa superficialmente las propuestas y la imagen que dio el candidato. Acá no será el caso. Será el Gobernador de la vergüenza social, el Gobernador de la traición, el Gobernador de la esperanza. El Gobernador por el que todos votarán, pero que nadie quiere aceptar. Sea quién sea.
