jueves, 23 de junio de 2011

Servicio social; Un regalo a las empresas


Editorial publicado por el Diario de Ciudad Victoria. Junio 2011

EL PROCESO


Al terminar la universidad los jóvenes tienen un mar de cosas en que pensar y hacer. Pero antes, existen algunas tareas indispensables para concluir su titulación como profesionista, y para ello deben cumplir con ciertos requisitos internos y externos. Por ley, el servicio social es obligatorio en universidades que se mantienen con recursos públicos.

En México, parece que el objetivo real de esta actividad no es el mismo desde hace muchos años. Se ha viciado, y ahora es más bien una opción para que ciertas empresas tengan mano de obra barata, ó mejor dicho, regalada. Los muchachos recién egresados no se preocupan por cumplir una labor social que contribuya, de manera desinteresada, con el desarrollo de la comunidad en donde viven.

Para ser realistas, muchos universitarios ni siquiera conocen la diferencia que existe entre prácticas profesionales y servicio social. La crisis y falta de oportunidades acechan a nuestros jóvenes y los convierten en seres con un objetivo primordial en común, conseguir un empleo. Se acabó, es todo. Pero eso nos está creando un vacío como seres humanos, nos volvemos insensibles e indiferentes ante los graves problemas que tenemos en cada esquina, en cada cuarto, en cada mente. La pobreza, la desintegración familiar, la ignorancia.

Lo que antes tenía un fin no lucrativo, se ha transformado en una fuente de recursos para los grandes empresarios, mexicanos y extranjeros. Estamos llenando el hueco equivocado. El déficit de capital humano que tienen ciertas empresas se revitaliza cada seis meses. Los que recién surgieron de la escuela, son ahora el remedio para sanar finanzas ajenas. De esta forma la iniciativa privada se está llevando la mejor parte de esta actividad, que por ahora es mal nombrada, servicio social.

Para ciertas profesiones cumplirla es una prioridad, por el simple hecho de ser actividades elementales para brindar una vida de calidad. La medicina y la educación. Por ejemplo, los futuros doctores deben cumplir su servicio de residencia y servicio social para acreditarse como tal. De la misma forma, los alumnos de la escuela Normal deben realizar actividades dentro de centros escolares antes de recibir su nombramiento como docentes.

Algunos críticos e intelectuales coinciden en que los universitarios egresados de escuelas públicas tienen la obligación de comprometer sus conocimientos con el país. Adolfo López Mateos lo impulsó durante su gestión en el Gobierno. Pero eso solo quedó en buenas intensiones, con el paso del tiempo se diluyó, algo que ahí se dijo pero que nadie hace y pocos recuerdan.

Incluso, hay universidades públicas y privadas que no diferencian en sus bolsas de trabajo si se trata de prácticas profesionales ó servicio social. De ahí empezamos mal. No hablemos de aquellos lugares que entregan una carta de servicio cumplido, sin realizar actividad altruista alguna. Una vergüenza.

Hoy, México necesita de sus jóvenes, de esos que se pierden en la pereza por no encontrar un trabajo. Esos jóvenes que de haber realizado su servicio social, no estarían desempleados, porqué dar sin recibir algo a cambio también te paga. Como dijo Mahatma Gandhi, “Nosotros debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.