Tenemos un grave problema en las cárceles mexicanas, la verdad sea dicha, en estos hoyos negros del crimen no readaptan reclusos, sino qué solo empeoran aún más su situación.
La sobre-población es un problema serio, pero más preocupante es el nivel de descontrol que existe dentro de los penales, al grado de crear ciudades clandestinas a merced de las peores redes delincuenciales.
Hay personas que llegan mal y salen peor, si es que algún día alcanzan la libertad ó no mueren en motines carcelarios.
Pongamos un ejemplo, ¿qué aspiración tiene un hombre condenado a pasar el resto de su vida en prisión?, nada, solo sobrevivir en la selva penitenciaria, peligrosa, viciada, mortal. Solamente formarán parte del circulo vicioso establecido desde antes que él llegára a nueva jaula de hierro.
Las propuestas hechas hasta ahora, y que el Estado podría ejecutar pronto, son aumentar el número de penales para reducir el sobrecupo excesivo, separar a los internos condenados a más de 40 años de los que purgan sentencias menores, limpiar de corrupción al personal carcelario, etc.
Pero en realidad, ¿eso bastará?, es posible, quizás no.
Veámos que sistema utiliza la República Popular de China para sus delincuentes. Se convierten en hombres y mujeres que pierden sus derechos ciudadanos y son llevados a Centros de Re-educación. Lugares alejados de las urbes donde trabajan para el Estado, ya sea en labores comunitarias o agrícolas.
El gobierno de México se ha encaminado por el camino facil, pero quizas sea momento de cambiar el sistema penitenciario de raíz. En el caso donde los reclusos sentenciados por delitos graves y que su pena rebasa los 40 años, la opción antes mencionada podría proponerse un sistema como el de México.
Se ofrecería al recluso una opción diferente que estár encerrado entre el peligro toda su vida, dandole a elegir si desea ó no salir de su prisión para ser llevado a un lugar donde no pasará hambre ni aflicción diaria.
Una opción en la que sea empleado del Gobierno, y su paga será vivir decorosamente en villas especiales donde residan delincuentes que ocuparán su tiempo en algo productivo, sembrando para cosechar y formar un banco de alimentos nacional.
Jornadas laborales de 8 a 10 horas diarias, descansos un día a la semana, e incluso, podría otorgarsele algúna retribución económica para apoyar a familiares.
De cualquier forma, es urgente salvar de la perdición total a los de por sí ya perdidos, ellos forman parte de nuestra sociedad y debe preocuparnos su rehabilitación.
Las cárceles mexicanas deben readaptar socialmente a una persona, no ser escuelas para criminales inexpertos recién llegados.
Por: Luis Lauro Garza Mireles
La sobre-población es un problema serio, pero más preocupante es el nivel de descontrol que existe dentro de los penales, al grado de crear ciudades clandestinas a merced de las peores redes delincuenciales.
Hay personas que llegan mal y salen peor, si es que algún día alcanzan la libertad ó no mueren en motines carcelarios.
Pongamos un ejemplo, ¿qué aspiración tiene un hombre condenado a pasar el resto de su vida en prisión?, nada, solo sobrevivir en la selva penitenciaria, peligrosa, viciada, mortal. Solamente formarán parte del circulo vicioso establecido desde antes que él llegára a nueva jaula de hierro.
Las propuestas hechas hasta ahora, y que el Estado podría ejecutar pronto, son aumentar el número de penales para reducir el sobrecupo excesivo, separar a los internos condenados a más de 40 años de los que purgan sentencias menores, limpiar de corrupción al personal carcelario, etc.
Pero en realidad, ¿eso bastará?, es posible, quizás no.
Veámos que sistema utiliza la República Popular de China para sus delincuentes. Se convierten en hombres y mujeres que pierden sus derechos ciudadanos y son llevados a Centros de Re-educación. Lugares alejados de las urbes donde trabajan para el Estado, ya sea en labores comunitarias o agrícolas.
El gobierno de México se ha encaminado por el camino facil, pero quizas sea momento de cambiar el sistema penitenciario de raíz. En el caso donde los reclusos sentenciados por delitos graves y que su pena rebasa los 40 años, la opción antes mencionada podría proponerse un sistema como el de México.
Se ofrecería al recluso una opción diferente que estár encerrado entre el peligro toda su vida, dandole a elegir si desea ó no salir de su prisión para ser llevado a un lugar donde no pasará hambre ni aflicción diaria.
Una opción en la que sea empleado del Gobierno, y su paga será vivir decorosamente en villas especiales donde residan delincuentes que ocuparán su tiempo en algo productivo, sembrando para cosechar y formar un banco de alimentos nacional.
Jornadas laborales de 8 a 10 horas diarias, descansos un día a la semana, e incluso, podría otorgarsele algúna retribución económica para apoyar a familiares.
De cualquier forma, es urgente salvar de la perdición total a los de por sí ya perdidos, ellos forman parte de nuestra sociedad y debe preocuparnos su rehabilitación.
Las cárceles mexicanas deben readaptar socialmente a una persona, no ser escuelas para criminales inexpertos recién llegados.
Por: Luis Lauro Garza Mireles
Estoy completamente de acuerdo, mas alla de centros de readaptacion las carceles son escuelas para delincuentes. Ojalá que pronto dejemos de "resolver" los problemas de manera "facil" y empecemos a pensar en alternativas que ayudaran a nuestra sociedad a largo plazo.
ResponderEliminarTampoco creo que se necesitan mas carceles, simplemente porque el sistema actual no funciona, pero se necesita coco para crear una alternativa funcional, aunque bueno para eso les pagan, que no?