jueves, 21 de julio de 2011

LOS ANCIANOS SE MUEREN DE OLVIDO


EL PROCESO

LOS ANCIANOS SE MUEREN DE OLVIDO

Luis Lauro Garza Mireles


Nadie se acuerda de los ancianos, y en ocasiones ni sus hijos lo hacen. En el mejor de los casos, económicamente hablando, los dejan en un asilo para que pasen el tiempo en una casa donde reciban ciertas atenciones.

Son personas que si caen en la enfermedad suelen ser relegados, para que los otros no carguen con el peso de sus años. Muchos son indeseados, porqué lo que quiere la gente de hoy es vivir su vida, no la de los que ya están por irse. Egoísmo puro.

Algunos piensan que ya dieron lo que debían dar, otros ni siquiera se preocupan por pensarlo. La verdad es que la mayoría son olvidados, dejados para que vivan nada más de sus recuerdos.

El Gobierno no ha impulsado medidas para proteger a las personas de la tercera edad, se limita a brindar escasos recursos del erario para que los mayores de 70 puedan tener acceso a una pensión miserable. Lo peor es que muchos de ellos en su vejez, no reciben la guía a esos ínfimos apoyos y terminan con las manos vacías. Algunos solo se quedan con las bondades que ciertas familias puedan brindarles.

A veces los que ahora somos jóvenes actuamos con demencia senil, olvidando que algún día estaremos viejos y probablemente enfermos también. El asunto de las jubilaciones y pensiones para el retiro es un problema alarmante, ya que en México cada vez menos personas tienen acceso a esa seguridad social para el futuro. Vamos para atrás, pero nadie se interesa en ello.

Las exigencias laborales de la actualidad impiden que los hijos adultos puedan atender a sus padres como se merecen. Trabajan casi todo el día, y los abuelos sufren porqué no hay mayor castigo que al final vivas con extraños, enfermándose no solo del cuerpo, sino del alma.

Por estos rumbos, los asilos públicos se pueden contar con los dedos de la mano, y los que existen tienen problemas por desatención. Por ejemplo, en Estados Unidos existen programas sociales para ese sector, cuando uno camina por el centro de Laredo Texas se topa con un edificio, que a la vista se ve mejor que muchos de los que alojan oficinas privadas en México. Es un asilo para personas mayores que fueron abandonadas.

Al igual que en México, en Estados Unidos la gente de clase media y baja no acostumbra cuidar a sus abuelitos, prefieren entregarlos a otros, pero la diferencia es que la beneficencia pública estadounidense rebasa por mucho a la mexicana, a pesar que en nuestro país hay más gente pobre.

La propuesta es, que el Estado se haga cargo de ellos e impulse la creación de estancias y asilos para los sectores más desfavorecidos. Y es que con el paso del tiempo terminarán agonizando en hospitales por un largo periodo. Hasta que al final se cansen de luchar por un último respiro de vida.

Viéndolo forma cruel y hasta cierto punto inconciente, las “nuevas” enfermedades como el cáncer, y las relacionadas con el tabaquismo, serán (si no es que ya lo son) las que marquen el futuro de los adultos mayores. Matando de un solo golpe, sin convalecencias duraderas.
¿Qué vamos a hacer para ayudarlos?, al hacerlo nos damos un mano.

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