lunes, 5 de octubre de 2009

La historia de una bala


Estoy aquí para bien o para mal, seguramente es más por lo segundo, puesto que me utilizan para matar, aunque algunos piensan que hay hombres que merecen la muerte. Yo no debato sobre razones y argumentos, soy manipulable, para eso me crearon y está prohibido cuestionar el criterio humano.

Ahora que lo pienso, es muy probable que existan varias como yo para cada persona, algunas me utilizarán para lograr un objetivo, y otras me verán llegar como un mortal impacto. Todas seremos utilizadas y nunca escasearemos, dicen que somos un gran negocio.

Cuando llego al alma de mi victima, me convierto en verdugo sin ser culpable. Y saber que mi existencia arrebata la vida inevitablemente, me hace egoísta desde el principio.

Muchos creen que únicamente sirvo para matar, pero se equivocan. Una véz me sacaron las entrañas y mi pólvora iluminó una fotografía de mujeres vietnamitas, vaya historia, fue una imagen subterránea mientras las bombas, mis hermanas mayores, tapizaban de fuego y muerte los campos de Vietnam durante la guerra con Estados Unidos.
Así es como me enteré que no soy del todo detestable, que también llevo luz por dentro.

A lo largo de la historia he callado voces inocentes y también he silenciado tiranos, es innegable que soy el instrumento predilecto de los hombres para terminar con la discordia, y al mismo tiempo la provoco de nuevo.
Soy un mal necesario, sin embargo nunca seré indispensable.

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